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viernes, 7 de mayo de 2010

Misterios de nuestro cerebro

Descubro esta sorprendente entrevista de La Vanguardia (vía Mi Gato Calcetines) a Shlomo Breznitz, que "investiga el estrés y la restauración cognitiva”.

• Por Lluís Amiguet

“Tengo 74 años: escapé de los nazis de Eslovaquia a Israel. Hablar eslovaco, húngaro, alemán, hebreo e inglés me ayuda a mantener el cerebro en forma: o lo usas o lo pierdes, y si lo usas más, tienes más. Fui diputado, pero no sé votar lo que no creo, por eso volví a investigar”.
—En el ejército israelí estudié las reacciones de los soldados ante el miedo y el estrés.
—¿Y qué descubrió?
—Algunas cosas, pero después de 50 años investigando el estrés y el sistema inmunológico; la esperanza y el deterioro cognitivo en la Universidad Hebrea, Stanford, Berkeley, la Rockefeller y el National Health Institute de EE. UU.
—Pues cuénteme…
—Somos primates…
—¡Qué me va a contar!
—Y por eso nuestro sistema fisiológico está adaptado a miles de años en la selva. Allí las situaciones de estrés eran cortas e intensas.
—O corres o te come el león.
—Como un susto tremendo, pero corto. Y por eso ese estrés repentino de corta duración fortalece nuestro sistema inmunológico.
—Si sobrevives al león.
—… En cambio, el estrés moderno: ese que produce quedarse en paro o —peor aún— tener miedo a quedarse en paro o un jefe insoportable o la pareja mal avenida…
—Angustia tenue, difusa e inacabable.
—Es peor que el encuentro con el león porque no estamos preparados para él y, al contrario que el otro, deprime nuestro sistema inmunológico. De ahí que esas situaciones acaben a menudo por propiciar enfermedades crónicas o hasta un cáncer.
—¿Cómo paliar ese estrés de cada día?
—Estamos preparados para afrontar tragedias instantáneas pero no largos e interminables culebrones. Así que rompa la tensión cotidiana. Búsquese un momento sólo para usted: sin móvil, sin e-mails, sin obligaciones…
—¿Un año sabático? ¿Una semanita?
—Es suficiente con quince minutos cada día. Yo paseo cada mañana solo por las montañas de Haifa mirando el mar un cuartito de hora. Y luego vuelvo nuevo a trabajar.
—¿Cómo trataban ustedes a los soldados con estrés postraumático?
—Hay que actuar de inmediato: sacar al afectado del servicio y aislarlo para que se desahogue largo y tendido: llorar, expresarse…
—¿Fuerzan un desahogo inmediato?
—Sí, por eso es mejor aislarlo, para que no se contenga ni reprima por vergüenza ante sus compañeros, pero después de ese desahogo lo devolvíamos inmediatamente a su unidad, a su vida normal, sin dejar que se considerara a sí mismo enfermo. Creo que ese patrón sirve en la vida civil.

Leer la entrevista entera en este enlace.

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